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viernes, 18 de septiembre de 2009

Gabriel Rolón y sus confesiones


Rolón se animó a escribir su libro. Un lujo que se dio luego de haber dado cátedra de psicología aplicada cada vez que salió por televisión o radio. No parece dudar en contar las historias que más lo han conmovido, que más lo han nutrido y que alguna vez engrosaron sus bolsillos.
La vida de un consultorio psicoanalítico puede convertirse en un vaivén de experiencias nunca compartidas y secretos profesionales nunca quebrantados. Una concatenación de historias que enseñan un poco de la licenciatura de psicología y otro poco de la tortura personal generada por el diván.
¿Rolón falla a su secreto profesional? La verdad que, al igual que el secreto confesional, es algo que nunca entenderé y menos aún llegaré a sostener... quizás a eso se deba mi orientación al ala periodística.
Una cotidianeidad que llega a la hora de la impresión acompañada de una prosa elegante, diálogos complementarios, agitado timing y corta duración (total y parcial); calculate que en un viaje de plaza te entran dos capitulos y una siesta intermedia. Lo de la siesta no es fruto de la parsimonia que genera el rumrum del micro, sino a que son historias demasiado fuertes como para bancarse una lectura de corrido.
Se guarda para el final la terapia más bizarra, que con crueldad y pasión hace gala de todos los fetichismos eclesiásticos.
El debate a este punto es cómo queda la confidencialidad prometida por el licenciado. Creo que después de esta consecuencia de elogios la discusión me importa un bledo. Si lo rompió, se lo agradezco porque se convirtió en el autor de uno de los libros que más placer me dará recomendar.

1 comentario:

  1. "¿Rolón falla a su secreto profesional?" Supongo que no, porque la idea no es no contar las historias sino no develar a sus protagonistas...creo.
    Por otro lado...me re hice seguidora de tu blog jajaja! ta muy bueno, no es sólo porque te quiero... y sí, las fotos son mías :)
    Besotes con cara de 71! jajaja...

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